sábado, 2 de julio de 2011

El Señor Jagannatha y el capitán Beatle




El barco había partido de Chandanpur y estaba a pocas millas de mar abierto en la bahía de Bengala. El piloto vigilaba el océano a través del telescopio, de pronto sus ojos se fijaron en un punto en particular. ¿Podría ser esa una gigantesca ballena o un monstruoso animal marino lo suficientemente grande que se podía devorar al navío entero? Era sorprendente. Tan solo el golpe de su cola podría romper en pedazos el barco. El piloto vio que el navío se dirigía hacia la criatura, medidas preventivas se habrían de tomar para evitar una catástrofe.

Sin un momento de tardanza, él gritó: “¡capitán, todos alerta!”. El capitán francés tomaba una lectura del curso del navío de su mapa geográfico en el cuarto de control. Al escuchar el llamado, salió un poco perplejo. “¿Cuál es el problema?”, preguntó. El piloto estupefacto señaló con su dedo a la ballena. El capitán Beatle observó el acercamiento de la ballena a través de sus binoculares. Una inminente tormenta se miraba en el horizonte. Los vientos eran borrascosos y desgarraban todas las velas.

El capitán pensó primero en soltar los botes salvavidas del navío. Pero podrían los pequeños botes alcanzar la orilla en vientos tan altos, podría haber pérdida de vidas. El capitán realizó la gravedad de la situación, pero se sentía acongojado con un sentimiento de impotencia. Entonces enormes olas hacían al mar más inquieto y obscuro. En cuanto más observaba el peligro que se acercaba, más temeroso se sentía. El capitán no tenía idea de que decisión tomar.

Finalmente, lo único que decidió hacer fue tomar el timbre de advertencia, gritó a su tripulación que se cuidaran. No había manera de impedir el inminente desastre. El navío francés había zarpado de Pondicherry, al sur de india hacia Francia dos meses antes, sería un viaje rutinario. En los años cincuenta el comercio de especias con clavo, canela y cardamomo era entre India y el continente Europeo. Unos días más y el viaje habría terminado. “El próximo puerto me hará muy feliz”, meditó el capitán tristemente. “¡Oh, cómo desearía dejar esta horrible tormenta detrás de nosotros!”. Entonces solo habría solamente tres paradas más hasta llegar a Madras y Pondicherry.

La mayoría de la tripulación y pasajeros en el barco eran franceses. Se dirigían a la pequeña colonia francesa de Pondicherry a poca distancia del sur de Madras. Una campana especial para la iglesia de Pondicherry viajaba a bordo del barco. Al descargar el barco en Pondicherry, el navío se regresaba a Francia. Ahora con la tormenta, el capitán Beatle corría frenéticamente en el barco, el fue rodeado por todos los pasajeros atemorizados. Cualquier esperanza hasta para salvar mujeres era remota, Beatle era un capitán de experiencia habiendo pasado dieciocho años en el mar. Sin embargo, ahora se encontraba completamente perplejo. De pronto una dama pasajera corrió hacia el: “Oh! Capitán, no importa si yo muero, pero por favor salve a mi bebé”. El bebé tenía una apariencia angelical, cerca de un año de edad el cual miraba a su madre, sin saber lo que acontecía a su alrededor.

Lágrimas corrían por las mejillas del capitán y el pequeñuelo empezó a llorar junto con su madre, el capitán estaba fuera de sí mismo que no podía consolarlos. La sombra de la muerte aparecía amenazante, una transición entre la vida y la muerte violentamente se promulgaba, todos estaban aterrorizados. Algunos lloraban mientras otros tomaban medidas a medias para salvar sus vidas, quedaban solamente pocos momentos antes del inevitable final. Sólo un hombre estaba sentado muy calladamente y sin ansiedad, él miraba una fotografía de su adorable Señor y la mantenía cerca de su corazón, susurrando algo así mismo. Su mente estaba fija en esa fotografía. Él era un viejecito hindú que abordó el barco en el último puerto. El capitán Beatle pasó cerca de él muchas veces, aún así él no notaba su presencia.

El Capitán Beatle corrió hacia la cubierta de arriba para observar con los binoculares el acercamiento fatal, él murmuro a sí mismo: “¡Oh Dios mío estamos tan cerca de esa ballena mortal, que vista tan horripilante!”. Él sintió como si su sangre fuera a coagularse, al ver que la muerte se acercaba lentamente, ahora solo se podía sentir el toque de ella. Los parientes del capitán estaban todos en Europa y una inmensa tristeza lo embargó, no podía actuar del todo. De pronto vio al viejo hindú sentado en medio del horror y confusión. El capitán Beatle se inclinó para ver la fotografía que el hombre sostenía. Era una fotografía hecha a mano con tres deidades cerca la una de la otra. Una era negra, otra amarilla y la tercera blanca. “Los ojos de la deidad negra lucen muy grandes y terribles”, pensó el capitán. “Ellos me recuerdan los ojos de la ballena, dos enormes ojos en una cara negra, mirando directamente hacia ti, tan prominente y poderosa”.

“¿Qué estas haciendo?”, gritó el capitán. Enderezándose el pobre hombre lo miró. Cada ojo tenía una lágrima. “Estoy rezando al señor Jagannatha para que nos salve de esta catástrofe”, dijo él quedamente. “¿Jagannatha? ¿Quién es él? ¿Dónde está? ¿Qué puede hacer por nosotros? ¿Puede matar la ballena con un arma? ¿Puede salvar el navío?”, replicó el capitán. El indicio de una sonrisa apareció en la cara arrugada del viejo, parecía tan calmado y dueño sí mismo en este momento de crisis. “El señor Jagannatha es mi único recurso. El peligro se desvanece si uno le reza a Él”, el viejo le dijo apasionadamente. Su misericordia es inconmensurable, aún a los semidioses, que hablar de seres humanos, aun cuando nosotros lo llamamos, Él viene y nos ayuda.

“¿Él puede salvar nuestro barco de las garras de la muerte?”, preguntó el capitán incrédulo”. “Él hará lo necesario, ese es su trabajo”, replicó el hombre simplemente. “¿Qué poder tiene tu dios para hacer eso? ¿Puede actuar como una fuerza controladora sobre la naturaleza?, preguntó el capitán. “Sí, Él puede salvar el navío, yo le ofreceré todos los tesoros a bordo del barco y a mi mismo también”. El viejo volvió a sus oraciones. El capitán volvió de inmediato a la cubierta de arriba y para su gran sorpresa vio que la ballena cambiaba de dirección. Los movimientos delanteros de la ballena se atrasaban y lentamente viró hacia el mar profundo.
El capitán observaba esto con su cara llena de asombro, pero el navío no paraba de moverse ante la venida de la tormenta. “Un peligro se ha ido, pero todavía hay otro con su gran furia”, pensó el capitán. Parecía que el barco iba hacer destruido entre unos minutos.

La fotografía del viejo empezó a relumbrar ante los ojos del capitán Beatle. Entonces él oró, “¡Oh Jagannatha!, Tu controlaste la ballena, ¿pero eres capaz de frena la tormenta?”.Un enorme trueno se escuchó y un rayo de relámpagos alumbraron al cielo, tan poderoso que parecía como si el mundo entero sería destruido. Pero de pronto la tormenta murió y el navío fue salvado. El capitán Beatle anunció con una voz tan alegre: “!nos salvamos, nos salvamos, Dios nos ha liberado de todo el peligro!”. El capitán corrió al lado del viejo y lo abrazó apretadamente. El viejo aún estaba diciendo sus oraciones ante la fotografía de Jagannatha.

“El señor del universo ha respondido a nuestras oraciones”, dijo simplemente. Una sonrisa benigna apareció en la cara avejentada y cansada del viejo. Los ojos del capitán se llenaron de lágrimas y su voz se ahogó: “nadie es ajeno a tu Dios, Él protege a todos como los suyos propios”. Diciendo esto el capitán Beatle ordenó que todos los diamantes, gemas preciosas, ornamentos de oro y hasta la vieja campana de la iglesia francesa fuesen sacadas del cuarto del almacenamiento del navío y dada al templo del viejo. Entonces él anunció a todos: “Nuestro barco ha sido salvado debido a la misericordia de Dios”. Felizmente él vio como todos los tesoros abandonaban el navío y preguntó: “¿Tienen un cuarto de almacenamiento en el templo lo bastante grande para guardar todos estos tesoros para el Señor?”. Entonces el barco se hizo a la vela de nuevo. El capitán Beatle corrió a cubierta para observar si la costa estaba a la vista. La parte alta de un templo enorme parecido a una montaña azul, era claramente visible. Su compañero le dijo: “Esa es la residencia terrenal del Señor Jagannatha de Puri”. El capitán bajó su cabeza en señal de respeto hacia el señor.



AUN HOY SE PUEDE VER LA VIEJA CAMPANA FRANCESA EN EL PATIO DE LA OFICINA GENERAL DEL TEMPLO, CONOCIDA COMO GARAD.



Armonía


El único origen del temor es la falta de armonía. Armonía significa que hay un plan absoluto. Para el alma autorrealizada todo está dentro de ese valioso plan del Señor. Si no podemos ver la armonía, nos vamos a encontrar con la decepción, vamos a pensar que nuestra existencia es un fracaso, que la existencia de los demás es un fracaso, todos decepcionados tratando de encontrar la paz, la felicidad y como no la podemos encontrar entonces surge el temor y la decepción, pero si nosotros podemos entender el deseo de Krishna, ahí vamos a entender que hay un lugar para cada uno, cualquiera sea nuestra posición.

Srila Atulananda Acharya - Mrta Sanjivayitari